lunes, 26 de septiembre de 2011

Letargo







Letargo
AIRAN CASAS

O ese periodo de tiempo efímero para el que lo vive, e infinito para el que lo observa. Es ese paso del tiempo en estado de hibernación del oso, que busca aislarse de los cambios en su entorno… Ese cambio a mariposa de la oruga, que durante ese largo sueño se convierte en un ser más bello (no sólo por sus colores, sino por adquirir la capacidad de volar en lugar de arrastrarse). El letargo es a veces necesario, y a veces es el síntoma de algo mucho mayor e incontrolable, de una enfermedad cotidiana a la que nadie presta la mínima atención hasta que la padece. Sin duda es duro y se siente como una enorme piedra sobre los hombros, pero lo que más cuesta es despertar de él…

            Como en el caso del oso, el letargo ataca a muchas personas que viven un cambio drástico, o a aquellas que se han pasado un largo periodo de tiempo aislados de la sociedad y de repente se sumergen en ella y se dan cuenta de que no están realmente adaptados a como ésta ha avanzado. Para los humanos es como el  sueño de la Bella Durmiente… Como ese episodio de alguien que cae en un profundo coma, en el que sigue viviendo sin realmente vivir… Es como una eterna mañana de domingo.

            Las ideas tienen también periodo de letargo. No es fácil sentarse cada día a expresar lo que piensas y sientes… A veces, cuando tu vida se sume en este aislamiento, los conductos cerebrales de la originalidad y el ingenio se obstruyen con él. Cuando la realidad de lo que vives se impone ante ti y te rindes a ella, también las ideas se rinden. Y juntos caéis, malditos, en ese cajón del escritorio en el que la Musa nunca busca. Tal vez ella también estaba con su olímpico letargo particular.

             Y después llega aquel primer rayo de luz a tus ojos… Aquel con el que comienza el fin de tu largo sueño… Y te ves dispuesto a seguir asumiendo tu realidad, que si no es la que imaginaste, es la que vas a tener que pintar con tus colores. Y volverás a mirar al cielo y lo verás azul… Y tal vez vuelvas a caer en la morriña de la que es duro escapar… Pero recordarás que eres como el Fénix y dentro de tus sueños estás seguro, porque sabes que después del letargo… ¡Renacerás!

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Que pase el siguiente









Que pase el siguiente
AIRAN CASAS



El otro día descubrí en la tele un estúpido reality llamado Next. Para los que, como yo, vivan algo aislados de la televisión y no sepan de qué va, solo decirles que es un formato creado por la MTV (Sí, esa cadena que solía poner videos musicales y en la que ahora sólo hay madres adolescentes y descerebrados tuneando coches) El programa consiste en que una chica o chico busca el amor en 5 candidatos/as –hay opción a todas las orientaciones sexuales- que le propone el programa. El elector o electora lleva las riendas de las minicitas que tiene con cada uno de los candidatos propuestos. En esos breves encuentros los intenta conocer apurando el tiempo al máximo (Que equivale a euros para los concursantes) e incluso los someten a pruebas ridículas y embarazosas. Una vez tiene los datos suficientes del candidato en cuestión, el elector/a decide si quiere tener algo más con él o le dice NEXT, que significa en español “bonito, te vas por donde viniste que yo sigo en el programa conociendo gente” y pasa a conocer al siguiente candidato. Al final se puede quedar con alguno, o pasar olímpicamente de todos en un modo “porque yo lo valgo” fantástico y acabar comiéndose los mocos, tras haber  ganado cinco minutos de gloria televisiva y un video que subir a Facebook para fardar (En mi caso sería más bien vergonzoso) con sus amigos.

            En definitiva, lo que vi de ese programa me ha confirmado algo que ya sabía: Que el amor es injusto y superficial, y que queremos encontrarlo aquí, ahora y ya mismo. Los electores (Como ahora he decidido llamarlos) descartaban a algunos candidatos nada más verlos, o con la excusa de que no pudieron superar las ridiculeces que les mandaban a hacer (Como pelar papas para hacer una tortilla o cantarle un rap) a los que rechazaban sin darles una oportunidad.

            ¿Realmente se puede encontrar el amor en menos de 5 minutos? Ciertamente, el ejemplo de ese programa no es el mejor para filosofar un poco sobre este tema, porque ya sabemos… realities… ficción… tele… Tan artificial como una vaca de látex. Sin embargo, lo que ocurría en ese espacio televisivo no se aleja mucho de lo que ocurre en la realidad con los speed dating o las páginas de contactos. Hoy en día,  según dicen algunos observadores de la vida profesionales, el ser humano está más solo que nunca… y eso a pesar de tener ante sí una tecnología que ha permitido que la comunicación sea perfecta. ¿Cómo es posible que teniendo tantos avances, y que tengamos tantos medios para conocer personas de otros lugares, estemos tan solos?

            Creo que nos pasa como a los participantes de ese programa de televisión: buscamos irrealidades; buscamos la perfección y a seres únicos, y los queremos tener el tiempo justo y cuando nos haga falta. No nos engañemos… La nueva era ha traído libertad de hacer lo que nos de la gana en todos los aspectos de nuestra vida, y esa independencia se ha reflejado en la manera en la que llevamos nuestras relaciones sociales. Cuando mis familiares me cuentan cómo se conocieron y esas típicas historias de amor de antes, no puedo evitar pensar que había algo más que esas primeras y superficiales impresiones… Antes había más “cortejo” Si una persona se enamoraba, luchaba por conseguir a su amor… al menos con la perspectiva del tiempo yo lo veo así… Más romántico y más dramático. Si, no puedo evitar sacar a flote la tópica cantinela esa de “tiempos pasados siempre fueron mejores” que no siempre es cierta… Obviamente las cosas eran así porque antes había muy pocas opciones, pero siempre admiraré las creativas maneras de enamorarse que me cuentan. Ahora, sin embargo, el patrón suele ser más regular. La gente acude a una discoteca y te “embocas” con el primero que ves sin intercambiar cuatro palabras, te acuestas, y por la mañana te das cuenta de que entre sus sábanas hay un ser vivo con el que tienes poco que ver.  Supongo que es lo divertido y lo moderno, pero lo otro tenía también su encanto ¿No? Y vale, tampoco pienso que tengan que ir a la montaña más alta de Suiza a buscarte una flor de Edelweiss (Historia que fue cierta y corroborada por alguien que conozco) pero la frialdad de hoy es, simplemente, inhumana.

Por otro lado están los asiduos a las citas a ciegas, esos que siempre tienen años de menos y centímetros de más, y que, si en el momento de enfrentarte a la presa fácil descubren que no era lo que se habían imaginado, salen huyendo con el rabo entre las piernas y maldiciendo al chat donde se conocieron… para volver a caer en la misma trampa una semana después. En estos casos si hay más acercamiento y conocimiento de la persona… y proporcionalmente más idealización y más fácil acceso a creer sus mentiras piadosas.

Lo cierto es que la vida se ha convertido en un eterno speed dating… esa manera de conocer gente importada de tierras americanas en la que tienes tres minutos para conocer a una persona, y en cuanto pasa el tiempo, cambias de sitio y conoces a otra durante otros tres minutos, y al final de la sesión, cuando ya has pasado por todas las mesas, si has encontrado a alguien que te interese… ¡Buena suerte! Estamos haciendo esto durante gran parte de nuestra vida una y otra vez. Le estamos constantemente diciendo “next” a la gente que conocemos para conocer a más gente, para buscar a aquella persona que encajaba en tus ideales y que posiblemente tienes pocas posibilidades de encontrar. Y mientras, no nos pararnos a observar con profundidad a la persona que tenemos delante, perdiendo así esas oportunidades que son tan difíciles de encontrar. ¿Quién no se ha sentido raro alguna vez por haber rechazado a alguien y darte cuenta después de que si no hubieses sido tan exigente a lo mejor podría haber pasado algo? Y más importante aún… ¿Quién no ha sido rechazado alguna vez sin dejarte la justa oportunidad de que te conozcan? Grrrrr… ¡Eso jode mucho!

Pero la vida sigue, y el amor está siempre ahí, aunque cambie de forma… y también cambia con nosotros, y aprendemos con el tiempo a valorar cosas que habíamos pasado por alto… A saber ver más allá y a dejar de creer que lo que Disney nos enseñó era real. Es bonito pero no es real. Y llega un momento en el que te cansas de gritar “Que pase el siguiente”… Y mientras te miras en el espejo y ves que ya te ha salido la primera cana o la primera arruga y que no tienes quien te diga que eso da igual porque eres encantador, piensas que esas tonterías de “next” están mejor  donde están… en la televisión.




 Imagen tomada de http://www.dentrotele.com

lunes, 12 de septiembre de 2011

Nunca la sangre supo tan bien








Nunca la sangre supo tan bien
AIRAN CASAS

Ya terminó, y no sin dejar sorpresas y expectativas para su próxima continuidad. Anoche acabó en Estados Unidos la cuarta temporada de la serie de moda. Ya lo decía con rotundidad su reparto en la última edición de la Comic Con de San Diego: “Esta temporada será sorprendente”, y definitivamente ha respondido bastante bien a las expectativas de los consumidores de una ficción original que mezcla por igual la acción, el suspense y el melodrama, siempre aderezado todo ello con un gran sentido del humor, y embotellado con el sello de calidad de Alan Ball y la HBO., señores, es el auténtico sabor de True Blood.




            La serie nació en septiembre de 2008, y si hacemos memoria, bajo la moda mediática de los vampiros. Ya la saga de novelas de Ann Rice Crónicas Vampíricas (Entre la que destaca por su proyección cinematográfica Entrevista con un Vampiro) habían sembrado años antes esa semilla que haría que la afición por estos seres fantásticos volviese a estar de moda. Pero la gran culpable de que todo el mundo sacara los dientes fue realmente la escritora Stephenie Meyer y su saga Crepúsculo.
           
            Crepúsculo fue llevada al cine de una manera aceptable, pero mucha gente coincide que a la historia le faltaba algo: Esa parte visceral y cruel de los vampiros; esa parte sombría con la que Brahm Stocker definió al personaje de Drácula; Ese eterno icono del cine de horror, Traído a la vida desde que el medio existe. Los vampiros que conocíamos eran crueles, sanguinarios y atractivos. Desde las interpretaciones del Genial Bela Lugosi, la atemorizante estética de Christopher Lee o el encanto de Gary Oldman en el retrato que hizo Francis Ford Coppola en 1992… Drácula siempre ha sido el rey de los vampiros y ha tenido un arrebatador éxito que ha perdurado durante muchas generaciones. Los vampiros de Crepúsculo eran sin embargo unos seres grises, apagados, blandengues, que ni siquiera enseñaban los colmillos. Tal vez porque la obra de Meyer siempre estuvo influenciada por la moralidad de sus creencias religiosas o simplemente porque quiso ofrecer otro lado distinto, suyo, de este mito… Lo cierto es que cuando el séquito de True Blood apareció, los resplandecientes vampiros de Crepúspulo se disolvieron en el aire, como por arte de magia.





            Las tramas infantiloides y blandas de Crepúsculo, o la versión vampírica de Sensación de Vivir, Diarios de un Vampiro,  dio paso a una historia desgarradora, atrevida y mucho más oscura, la que había ingeniado Charlaine Harris en sus novelas, ahora adaptadas a la televisión por un genio de los guiones: el mismísimo Alan Ball, autor de títulos ricos e inteligentes como la oscarizada película American Beauty o la mejor serie de televisión de todos los tiempos: A dos metros bajo tierra.

            El prestigio y el buen hacer de Ball se dejó notar enseguida, con unos argumentos que, si bien no son una obra maestra, logran el objetivo de entretener, hacer reír, provocar y dejar expectantes. Esas son las cuatro cualidades básicas de True Blood, y posiblemente el secreto de su gran éxito. La serie, en otras palabras, tiene eso que le falta a la saga Crepúsculo y que tanto atrae a la sociedad y al mundo del arte y el espectáculo: sangre, erotismo y humor.  

            Y junto a ese buen hacer en los guiones y en la concepción de la serie, que básicamente no pretende ser más de lo que es y se sabe reír de sí misma, un reparto fantástico. Ana Paquin, la castigada y malinterpretada Pícara de la saga X-Men, encabeza el reparto junto a su marido (Lo que une la sangre que no lo separe la tele) Stephen Moyer. Historia básica de chica sureña (Estamos en BonTemps, Louisiana –Y no podía ser en otro sitio-) con un extraño poder de oír lo que piensan los demás, se enamora de un vampiro que conoce en un incidente. Sí, los vampiros ya no se esconden… La invención del Trae Blvd., una sangre sintética que tiene los mismos principios nutritivos que la sangre real, ha hecho que los draculines salgan de sus ataúdes y se mezclen con los humanos, ya que ahora –en principio- no tienen la necesidad de bebernos y dejarnos secos. La historia de Bill y Sookie se completa con un buen número de secundarios, geniales y maravillosos todos y atractivos hasta más no poder… Desde la rebelde y malhablada Tara (Rutina Wesley) hasta el hermano ninfómano de Sookie, Jason (Ryan Kwanten) Además, en este pueblo cercano a Nueva Orleans, muchos seres extraños viven entre los humanos, como el animorfo y jefe de Sookie, Sam (Sam Trammel) o el vampiro malo Eric (Alexander Skarsgard) Todos ellos dignos de las sugerentes escenas de amor y pasión de la que está llena esta serie y que tanto nos gustan, incluso más que las de puro vampirismo y mordiscos (Aunque en esta serie saben muy bien mezclar ambas)





            Tras cuatro temporadas, el apacible mundo de la ingenua Sookie ha cambiado mucho, y ahora ha descubierto que es un hada, y que hay hadas malignas, ha olisqueado a un hermoso hombre lobo cuyos sentimientos están bastante borrosos (Alcide, interpretado por Joe Manganiello), que las actrices secundarias la pueden eclipsar con su sentido del humor (Kristin Bauer, Carrie Preston y Deborah Ann Woll, geniales como Pam, Arlene y Jessica) y que una bruja puede ser más peligrosa que un vampiro (Fiona Shaw interpreta para esta temporada al cascarón de Antonia Gavilán de Logrono, una bruja española que fue quemada por la Inquisición)

            Ahora esta temporada, la más interesante desde la primera, ha llegado a su fin abriendo viejas heridas ya cerradas, mandando a un buen puñado de personajes (algunos importantes) al más allá y comenzando ya una serie de nuevas tramas que tendrán que resolverse en una esperada quinta temporada.





Con los vampiros habiendo adquirido un billete de vuelta y deseando que los invites a entrar de nuevo en tu casa, es preciso recordar que lo mejor de True Blood es que, más allá de intentar ser una serie de culto  ultramoderna y original, pretende hacer que te sientes un rato a dejar tus problemas de lado y te sumerjas en la vida de la pueblerina Sookie, y que encima la envidies por tener unos amigos tan fantásticos y por ser capaz de vivir las más inverosímiles situaciones. Además de eso, te ríes con sus autoparodias y sus momentos de puro surrealismo audiovisual, de los que en esta temporada hemos disfrutado a gusto.

            Por suerte, el respaldo del público y, admitámoslo, el hecho de que los vampiros, como la pasión por ellos, no mueren nunca, han hecho que dentro de unos meses podamos volver a abrir nuestra botella de True Blood y disfrutar una sangre que, a pesar de ser un artificio, nunca supo mejor.


Imágenes y más información en la PÁGINA WEB OFICIAL

sábado, 10 de septiembre de 2011

La revolución de los juegos naive: Cinco títulos imprescindibles








La revolución de los juegos naive: Cinco títulos imprescindibles
 AIRAN CASAS

He de reconocer que el término de “juego naive” me lo he inventado, aunque ese adjetivo que quiere decir “ingenuo” se utiliza para muchas cosas ligeras y sencillas, que tienen un aspecto algo infantiloide o intrascendente. A lo que me refiero con ello, en el mundo de los videojuegos, es a esos productos que no comprarías en primera instancia porque seguramente pensarías que son juegos “para niñas” pero que una vez los pruebas acabas enganchado y encantado con todas las sutilezas que proporcionan.
           
            No se debe confundir con el término “casual”, muy extendido gracias a la magia de Nintendo, que denomina a esos juegos que pueden ser usados por todo el mundo, especialmente por personas que no tienen por costumbre usar videojuegos. Es decir, a esos juegos de la Wii a los que le gusta jugar a tu madre y a tu padre, o todos esos juegos del Facebook a los que tú juegas se le denominan juegos casual. Ejemplos de ellos pueden ser el Plants vs. Zombies, Angry Birds, Singstar, Guitar Hero o incluso el propio Tetris, que se puede considerar el primer gran juego casual. Por otro lado, a los que juega tu hermano quinceañero con sus amigos, por norma general, suelen ser los juegos hard-core. ¡Como ves la terminología videojueguil es muy amplia!
           
            Dejando la denominación aparte, los cinco juegos que voy a comentar tienen en común algunos aspectos, como los gráficos sencillos y bastante coloristas, son fáciles de usar y muy intuitivos, logran dejarte impresionado con sus muchas sorpresas y lo más importante: Son increíblemente divertidos y adictivos. ¿Te atreverás a probarlos?



Fat Princess
Plataforma: Playstation 3 / PSP

Fat Princess es un juego muy divertido y muy sencillo, que te proporcionará horas y horas de diversión. Se puede jugar en solitario, pero realmente el juego está hecho para que te conectes a Internet y juegues con muchísima gente de todo el mundo. Todos los jugadores se dividen en dos equipos, uno rojo y otro azul, y cada equipo comienza en un castillo, donde tienen secuestrada a la princesa del equipo rival. El objetivo del juego es, por un lado, recuperar a tu princesa del castillo contrario, y por otro lado, evitar que se lleven a la que tú has secuestrado. La partida acaba cuando tienes a las dos princesas en tu castillo y se acaba una pequeña cuenta atrás

¿Cómo se consigue eso? Cada jugador de Fat Princess tiene un rol, con el que trabajará para cumplir la misión. Está el rol del soldado, que tendrá la habilidad de destrozar al enemigo y es el más adecuado para ir a robar a la princesa, el mago tiene ataques de fuego y hielo, el sacerdote tiene poder de curar a tu equipo y maldecir a los contrarios, el arquero alcanza objetivos lejanos con sus flechas, y el trabajador construye barreras y catapultas, refuerza las puertas cuando se rompen y hace mejoras de poder de cada uno de estos roles. También está la opción de buscar trozos de tarta por todo el mapa y llevárselos a la princesa secuestrada, haciendo que esta engorde y que así sea más difícil que se la lleven (De ahí el nombre)
           
El juego tiene una decena de mapas donde tienen lugar las batallas más locas que habrás visto, y lo más divertido es que podemos ir cambiando nuestro rol cuando queramos, solo acudiendo a las máquinas que fabrican los sombreros de cada rol que se encuentran en tu castillo. Así puedes intentar lo que mejor se te dé sin aburrirte. Hay muchas más sutilezas, pero el secreto es trabajar en grupo para recuperar a tu princesa y hacer mejoras en el castillo.





Scribblenauts
Plataforma: Nintendo DS

Estamos ante uno de los juegos de puzzle más originales que jamás he visto, y sorprende todo lo que es capaz de hacer. Su mecánica es muy sencilla: Tu personaje tiene que coger una estrella que habrá en cada mapa en el que juegues. Para coger esa estrella, que cada vez estará en lugares más complicados, tienes que hacer uso de algo muy básico y a la vez muy divertido: tu vocabulario. Es decir, el juego te dará la opción de que escribas cualquier cosa que se te ocurra y hará que ese objeto aparezca para que lo puedas usar y llegar a conseguir la estrella.

Por ejemplo, en el mapa 1 vemos que la estrella está en la cima de un árbol, así que usaremos nuestra libreta y escribiremos “escalera” y mágicamente aparecerá una escalera que podemos colocar y trepar para coger la estrella.

Lo mejor de este juego es la cantidad de opciones que tienes para conseguir las estrellas, porque, en vez de solicitar una escalera, podríamos haber escrito “alas” y hubiéramos volado con ellas hasta la estrella, o haber escrito “gato”, animal que una vez lo soltemos, trepará al árbol y hará que caiga la estrella. Parece sencillo, pero los mapas son cada vez más complicados, y aparecerán numerosos enemigos y trampas. El diccionario de posibles objetos es inmenso, y se te ocurrirá sin duda invocar cosas que crees que no aparecerán para llevarte finalmente una gran sorpresa. Por ejemplo, prueba a escribir “hombre lobo” y mira lo que ocurre. En verdad, más que en la resolución de los puzzles, el juego es ya de por sí divertido viendo cómo interactúan las cosas que has invocado con la libreta. Además, el año pasado salió una versión mejorada de este juego llamada Super Scribblenauts en la que además podemos escribir adjetivos que determinarán cómo son los objetos que invocamos. Un juego recomendadísimo por su originalidad y por ser muy entretenido.



Limbo
Plataforma: Playstation 3 y Xbox

Lo más destacable de este reciente juego descargable a través de los servicios online de Sony y Microsoft es la genial estética visual y sonora de un juego sencillo e intrigante. Si los juegos naive suelen ser coloristas, este es todo lo contrario: Completamente en blanco y negro y con escenas que bien pudieran estar sacadas del Expresionismo alemán: siluetas, sombras, niebla, silencio… Una estética impresionante en unos entornos fantasmagóricos donde tendremos que resolver diferentes puzzles combinados con plataformas. Aparecerán seres gigantes y más de una vez nos despeñaremos por unos barrancos enormes si no pensamos antes de dar un paso en falso.

            En definitiva, el juego no es más que una versión contemporánea de Pitfall, pero que requerirá que usemos nuestro instinto de supervivencia resolviendo puzzles del entorno antes de dar un paso más en la historia.







Rhythm Paradise
Plataforma: Nintendo Ds / Wii


Hay tantos juegos musicales en el mercado que ya es difícil que alguno sorprenda. Sin embargo, este juego difiere mucho de otros títulos musicales. Estamos ante un juego de ritmo, en el que se nos presentan diferentes situaciones que tenemos que completar usando nuestro oído musical y tocando con ritmo la pantalla táctil de la DS o moviendo el mando de la Wii.

La idea global es completar con éxito y sin errores una serie de canciones, cada una ambientada en una pequeña historia o sketch e ir ganando puntos y desbloqueando nuevos mini juegos.

Un coro de niños que tienen que cantar melódicamente juntos, una máquina de crear robots, un club de fans compuesto por monos, una declaración de amor hecha por las cabezas de la Isla de Pascua o un agricultor chino cultivando verduras son algunos de los protagonistas que tendremos que controlar, y con ellos imitar el ritmo de la canción. Un juego extraño y nada facilón, pero sorprendente y muy divertido.




Little Big Planet
Plataforma: Playstation 3 / PSP / Playstation Vita

No podía escribir un artículo sobre este tipo de juegos sin recomendar uno de los mejores títulos de esta década, sin lugar a dudas: Little Big Planet, en sus tres versiones disponibles. Aclamado por la crítica y el público (Yo soy fan con Sackboy de peluche incluido) se ha convertido en uno de los juegos más creativos y bonitos que se hayan hecho jamás.  La historia nos lleva hasta el mundo de las ideas, de la imaginación, que ha sido devastado por un villano al que debemos derrotar atravesando coloridos mundos, plagados de seres entrañables, colocando pegatinas que nos darán recompensas y personalizando a nuestro pequeño Sackboy con un sinfín de accesorios.
           
Lo mejor del juego no es pasar los entrañables niveles del modo historia y utilizar los imaginativos cacharros que nos iremos encontrando para hacerlo, sino es una segunda vuelta de tuerca del juego: El modo que te permite crear tus propios niveles y compartirlos con el mundo, así como jugar a más de un millón de nuevos niveles que han hecho otros jugadores, algunos de ellos, obras de arte. ¡Se convierte así en un pequeño planeta infinito!

            Realmente este juego, que compré sin muchas expectativas, acabó asombrándome poco a poco según iba jugándolo. Estéticamente es increíble. Los mundos están creados de materiales domésticos como papel, cartón, goma o latas de refresco, siempre desbordando originalidad en cada rincón de los mapas, que van mejorando a medida que se avanza en la historia. Los personajes son carismáticos, y las posibilidades de crear tus niveles casi infinitas. Además, tiene una de las mejores bandas sonoras que he escuchado jamás, con canciones de grupos indies y creaciones originales que te envuelven enseguida en este mundo de ensueño al que te acabas de adentrar: El de los juegos naive.









MÁS INFORMACIÓN Y CRÉDITOS MULTIMEDIA: 


Scribblenauts       Fat Princess      Little Big Planet     Limbo     Rhythm Paradise

viernes, 9 de septiembre de 2011

Antes de que se me pase el arroz








Antes de que se me pase el arroz

 AIRAN CASAS

El otro día una amiga me comentaba muy preocupada que cada vez se sentía más extraña entre sus amigos, porque la mayoría se habían asentado ya en una vida familiar, basada en tener hijos y cuidarlos. Mi amiga, que tiene 28 años como yo, no me estaba diciendo nada que no supiera, ya que últimamente también había empezado a ver como mucha de la gente con la que compartí infancia ya había “sentado la cabeza” y en algunos casos son orgullosos padres y madres de niños sanos y preciosos que exponen con orgullo en sus fotos del Facebook.

            Cuando en el instituto saltaba el típico caso de la compañera que se había quedado embarazada de adolescente (Creo que todos hemos presenciado algo así) muchos se echaban las manos a la cabeza, pensando qué iba a ser de la vida de esa chica “cargando” con un niño. Algunas voces ilustres se alzaban además acusándola de irresponsable y otras, las que después pecaron de ser peor de lo que censuraban, incluso las señalaban con el dedo y las calificaban como “un poco putita” entre otras lindezas que recuerdo haber escuchado. Esta claro que sin quererlo, los padres jóvenes se convertían en la comidilla oficial de la patética comunidad pueblerina, que no sabía ver más allá de lo que tenían delante de su nariz, y que ni se paraban a pensar en los muchos problemas que tenían esos padres jóvenes detrás. Por suerte la siempre sabia televisión nos metería posteriormente en el mundo –mucho más común de lo que creíamos- de las madres adolescentes, y nos daríamos cuenta de lo mucho que ha cambiado todo desde entonces. Cierto es que en aquella época me chocaba lo de la materpaternidad, porque ni por asomo podía imaginar alguien de mi edad pudiera poder llevar a cabo esa responsabilidad tan grande que significa cuidar y educar a otra persona. Simplemente no me veía capaz de hacerlo yo. De hecho, hoy en día tampoco me veo capaz de hacerlo… Ya sea porque mi vida es demasiado compleja o porque le tengo mucho respeto, por la vida que me ha tocado, al concepto de la paternidad.

            Tal vez por eso pronto aprendí a rechazar la idea de ser padre. De hecho, cuando murieron mis primeras mascotas decidí no renovarlas. Al final, me hice a la idea de que ni siquiera iba a tener plantas, ni ningún ser vivo que pueda depender de mi. A veces lo he intentado con Tamagotchis y los perros virtuales de los videojuegos, pero ni así… Si no se mueren de hambre acaban desarrollando cierta hostilidad hacia su amo. Supongo que mi propia vida ya me parece lo suficientemente difícil de llevar como para hacerme cargo de otras.

Y eso no significa que no tenga cierto instinto paterno… Creo que participar en la vida de mi hermana ha sido la experiencia más bonita que he vivido jamás. Como nació cuando yo ya tenía diez años, tuve la suerte de poder ser parte de su desarrollo. Allí estaba yo, tanto para hacerle perrerías varias, como para ayudarla con los deberes o para intentar aconsejarla… Y creo que el resultado no ha estado mal. La cosa de la paternidad… es distinta.

            Y por eso entiendo perfectamente a mi amiga. Ella me comentaba que en unas recientes vacaciones con sus amigos, el apartamento parecía más un kindergarten que un sitio para descansar, y todo aquello limitaba mucho a sus amigos a la hora de salir de noche o simplemente tener un momento de relax. Y si, sinceramente, es difícil contarle a tu amiga tus desdichas amorosas con ese muñeco de Pocoyó mirándote fijamente desde un rincón. También pueden empezar a incordiar los temas de conversación, que durante mucho tiempo se centran en lo mismo… mi niño, las primeras palabras de mi niño, el cumpleaños barroco que le he hecho en el McDonalds a mi niño, la primera comunión de mi niño, la jura de bandera de mi niño, etc. Es como si de repente tu amiga ya no tuviera alegrías ni desdichas… Sólo sabes que tiene un niño, y que posiblemente te tocará cuidarlo algún día, y eso si no te designan como madrina o padrino de la criatura sin previo aviso. Pero aún son amigas, Y mientras una habla de sus sueños de futuro… La otra ya no ve más futuro que el de sus hijos.

            Esa es la cuestión... Mi amiga, como yo, aún siente que le quedan muchas cosas por hacer en la vida: Quiere ver mundo, quiere aprender idiomas, conocer a gente interesante, vivir alguna aventura y reírse mucho. Tiene unas expectativas y ambiciones diferentes. Cuando estuve trabajando en el Reino Unido en un instituto de secundaria, me llamaba la atención que la mayor parte de las alumnas tenían como sueño casarse y formar una familia. Cuando les preguntaba por qué deseaban casarse con tantas ganas, una de ellas me contestó “Tengo que tener a mi hijo antes de que se me pase el arroz”. En Gran Bretaña existe esa obsesión compulsiva por parir y criar a cuantos más niños mejor. Ya sobre ello ironizaba Matt Lucas con su genial retrato de la adolescente británica por excelencia, Vicky  Pollard, en la genial serie Little Britain, cuando salía con un carrito multiplaza lleno de bebés. De hecho, mi compañera de casa por aquel entonces, mi Bridget Jones particular, como yo la llamaba, estaba paranoica porque a sus 36 años no había encontrado a un marido ni había tenido hijos. Según me contaba, hasta su familia la miraba mal por ello. A veces tenía hasta la sensación de que estaba tan desesperada que quería que yo le diera un hijo.





            “Me convertiré en la típica solterona” dijo mi amiga en esa interesante charla que estábamos teniendo, provocando que me riera. Ese concepto de “la solterona”, por muy desfasado y machista que sea, aún sigue muy vivo en ciertos entornos. Mi madre, en una de las interesantes historias que me cuenta últimamente sobre su vida, me comentó que cuando era una adolescente, como a las mujeres no las dejaban ir solas a los bailes del pueblo, la solterona del barrio era la que se encargaba de llevar a todas las chicas y traerlas de vuelta, idílicamente sin embarazos fortuitos... Por supuesto con esa excusa ella tampoco se perdería el baile, imagino que en un nuevo intento de encontrar al hombre que “necesitaba”. Supongo que las mentes que aún usan el concepto del “solteronismo” harían bien leyéndose un relato corto de la escritora Frances Harper, y referente feminista, llamado The Two Offers. Escrito en el año 1859 por una afroamericana (Que en aquella época era mérito extra que le publicaran a una mujer negra) cuenta la historia de dos mujeres, la feliz casada y la solterona que rechaza dos ofertas de matrimonio porque lo que desea es educarse y aprender, y piensa que el matrimonio se interpondría en ese sueño. ¿Tiene algo que ver que hoy en día no se valore nada la educación con todo esto?

            Obviamente, estas arcaicas concepciones que aún existen sobre lo que supone ser padres perviven especialmente en ciertos sectores de la sociedad, y aunque nos sigamos creyendo el cuento de que la educación no sirve para nada, este fenómeno se da especialmente en comunidades pequeñas, aisladas, y significativamente en entornos de una educación muy básica. ¿Eso quiere decir que sólo las personas que no tienen una educación superior tienen como único deseo vitalicio formar una familia numerosa siendo jóvenes? No, pero en esencia es un factor predominante. Y por supuesto, siempre hay excepciones llamativas, ya que también conozco a personas que, siendo madres jóvenes, siguen manteniendo sus sueños intactos y no han renunciado a nada.

            Supongo que todo es meramente una cuestión de elecciones. Hay familias donde los niños vienen sin llamarlos, familias donde se buscan desesperadamente, y hay gente que hasta es capaz de robar y comprar a los niños de otros… Pero son casos extremos, y normalmente la gente suele planificar su vida y decidir cuándo desean ser padres, y más hoy en día, que no necesitas ni casarte, ni encontrar el amor verdadero… y hasta prácticamente puedes elegir un hijo a la carta si te descuidas…

Hoy, cuando más fácil es tener hijos, hay gente que simplemente no desea tenerlos. Mi amiga y yo estamos en ese último grupo, y posiblemente lo tengamos difícil para poder sincronizar nuestras vidas con las de nuestros amigos, y posiblemente no nos entiendan y nos llamen inmaduros y egoístas por no procrear la especie… y es muy probable además que hasta realmente se nos acabe pasando el arroz… Pero lo mismo lo que ocurre, y aún no se han dado cuenta, es que hay muchas más cosas en el menú. 





jueves, 8 de septiembre de 2011

Diez años de “La La La”


Diez años de “La La La
AIRAN CASAS 


Hoy suena en mi casa de nuevo, y me sigue pareciendo igual de fresca, original y rítmica que siempre. Fue el mayor éxito comercial de la cantante australiana Kylie Minogue. Número uno en más de 15 países, entre ellos Reino Unido, donde se mantuvo 4 semanas en lo alto de la lista, e incluso en la siempre difícil España. En Estados Unidos llegó al 7 del Billboard, convirtiéndose en su mayor éxito en el país cuyo mercado musical es siempre el más complicado y cerrado. Hoy 8 de septiembre celebramos diez años de Can’t Get You Out Of My Head.






Recuerdo aquel fin de verano de 2001. Posiblemente la época en la que más había seguido la lista de éxitos británica, ya que por entonces, Victoria Beckham también lanzaba su primer single en solitario Not Such an Innocent Girl. Aunque al principio se esperaba que la competición entre dos de las féminas más importantes de la música pop iba a estar reñida, fue Kylie la que se alzó con el triunfo en las listas de aquella semana… quedándose además un buen periodo de tiempo en ellas.

            No era de extrañar: Cathy Dennis, conocida compositora que ha creado monstruos musicales como Toxic de Britney Spears, I Kissed a Girl de Katy Perry o About You Now de Sugababes, firmaba una pieza musical contemporánea, que no se parecía a nada de lo que se escuchaba por aquel entonces. Esto sumado a la sensual voz y el talento de Kylie Minogue logró la fórmula del éxito. De hecho, Can’t Get You Out Of My Head se convirtió en el tercer single más vendido de 2001, llegando al millón de copias sólo en Reino Unido.

            Si analizamos la trayectoria musical de Kylie entendemos lo que supuso para su éxito profesional esta canción. La cantante australiana ya había logrado renacer musicalmente y salir del letargo que produjeron sus discos oscuros con el sello Deconstruction. Su contrato con EMI un año antes había relanzado su brillante carrera que empezó a crecer en los 80. Spinning Around o Kids, el dueto con Robbie Williams, habían conseguido que la sociedad recordara a aquella chica sonriente que salía en la teleserie Neighbours. Sus canciones volvieron a gustar a las masas, y así se reflejó con el inesperado éxito de Light Years, un álbum inspirado en el disco de los 70.

            Sin embargo, es con el éxito de Can’t Get You Out Of My Head cuando finalmente renace como una artista pop moderna. Fever, el trabajo que incluía este éxito, es un disco futurista y experimental, pero con todo el candor del pop y de la propia Kylie, que siempre ha destacado por su sencillez y simpatía. A día de hoy es uno de los mejores discos de su carrera y uno de los que mejores críticas ha recibido. Con él nació la nueva Kylie, la de los videoclips llamativos (Sirva de ejemplo el de Come Into My World o el más reciente All The Lovers) y los multitudinarios y espectaculares conciertos, cuyo efecto en el público suele ser el de dejarlos boquiabiertos.

            Diez años después, aún el La La La, como llama su comunidad de fans a esta canción, sigue haciendo que nuestros cuerpos sigan el ritmo de los sintetizadores, y que en nuestra mente aparezca la imagen icónica del vestido blanco con capucha que tapaba lo justo, y el baile robótico, iconos de la Kylie del nuevo milenio y preludio de la gran diosa del pop en la que poco después se convertiría. Felicidades por este gran éxito. 





MULTIMEDIA:
www.kylie.com / EMI Music Channel on Youtube

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Verano Vogue








Verano Vogue
Publicado originalmente en NuevosPeriodistas.com en agosto de 2008
AIRAN CASAS



PARTE I

Da gusto ver como la gente florece en verano. Las caras dejan de parecer mustias y deprimidas, se sale mucho más a la calle, y encima empieza el despelote, dejando ver más piel humana. Bien por los voyeurs y los viejos verdes, pero sobre todo por los grandes artífices de la llamada “operación bikini”.

El otro día me sorprendió mucho nombrar ese término, afincado ya en la cultura popular, y que hubiese una persona que no supiera a qué me estaba refiriendo. Intenté explicárselo brevemente aludiendo a dietistas y psiquiatras, pero no pareció interesarle demasiado. Bien por ella. 

          Lo cierto es que, cuando sales a la calle en verano, te das cuenta de lo mucho que ha calado en la mente de la gente la gran campaña que venimos sufriendo los humanos en las últimas décadas. Me refiero a esa de “come poco y sé todo lo guapo que puedas”. La gente se ha perfeccionado físicamente, y sólo se ven abdominales y “culos prietos” (como diría alguien que conozco) A estas alturas, las víctimas del Vogue ya han tenido que pasar, inevitablemente, por el trauma de los deliciosos Biomanan y las interminables horas de “musculación de lata” en el gimnasio. Ya están listos para ponerse el pareo y lucirse sin pudor, juguetear con otros individuos de las mismas características y ser felices tumbados al sol de Las Teresitas hasta que llegue el otoño y se vuelva a la inevitable rutina. Bien por ellos.

       Mientras reflexiono, sentado en un banco de una plaza de la ciudad, sobre lo bien que estaría yo ahora si fuera fabricante de Barritas Airanini (100% quemagrasas), me estoy comiendo un helado de limón. Unas cuantas calorías más, lo sé. Pero por suerte yo no leo el Vogue. Bien por mí. 


PARTE II

Por la boca muere el pez... y muero yo, y si antes digo que yo no leo el Vogue, antes cae en mis manos un hermoso ejemplar, no de la mencionada revista, sino de su hermana mundana, el Cosmopolitan.

              Los que son agraciados como yo, a los que el mundo les regalado pasar el julio y agosto trabajando, entienden que un oficio de cara al público en verano, en Santa Cruz, te proporciona bastantes ratitos para mirar crecer las humedades del techo, sin mucho que hacer. Así fueron las circunstancias en las que cayó en mis manos la versión pocket (nueva cursilería para no decir “de bolsillo”) de la Cosmo, con fondo amarillo y Rihanna mostrando su mejor sonrisa photoshopeada (Ya que estamos con cursilenguadas...)

           La cuestión es, que empiezo a pasar alegremente las hojas de la susodicha publicación, y entonces me doy cuenta de que mi vida sin el Cosmo había sido un engaño; que definitivamente me había sentido vacío intelectualmente hasta que finalmente pude ver la luz pasando aquellas hojas de glossy paper (permítanme que siga con el Spanglish) y aquella sabiduría que gentilmente los redactores y redactoras comparten con el mundo por un par de euros.

             Vayamos al grano... una vez pasas las típicas páginas de lo que está in y lo que está out en el mundo del vestir y del lucir, y entre las incontables páginas de publicidad de todos esos productos que usa Carrie Bradshaw, me encuentro con un titular digno de The Daily Mirror que nos dice algo así como “mira a tu chico como si fuera un exquisito solomillo”, con ilustración del filete cárnico incluido. La verdad es que no sabía muy bien de qué se trataba el consejo cosmo hasta que me di cuenta de que era una página de trucos para mantener la pasión en la pareja. ¿Míralo como si fuera un solomillo? La metáfora-símil (aún no tengo muy claro qué era) era tan elaborada que me hizo llorar.

             Sigo pasando páginas llenas de Chaneles, Guccis y Pradas de todo tipo y llego hasta lo que realmente me impactó, y por lo que hoy juro públicamente que jamás voy a escribir nada que intente burlarse levemente del tipo de revistas chic como estas. Se trataba de una serie de consejos para triunfar en la vida. Si, era como la biblia del éxito, todo en uno y encima con unas cholas de regalo por comprar la revista. El artículo presentaba casos concretos de acción, detallando el aspecto de la vida que vas a mejorar, el objetivo a cumplir, y la solución. En unas seis páginas, con muchas fotos, pasamos de “cómo llevarte bien con tu jefe” a “cómo conservar a tus amigos”, mientras, de paso, nos ofrecían la solución a los problemas económicos y de salud. ¡Bendita panacea en papel! Lo mejor fue que una de estas revelaciones divinísimas era “Como conseguir que tu compañera de piso limpie más a menudo” Iluso de mí, yo hubiese optado por decírselo directamente o al menos soltar un británico “qué sucio está el piso, ¿no?” que actuase de alguna manera extraña en su subconsciente y le hiciese coger la fregona de una vez. Pero no, Cosmopolitan tiene la solución perfecta, que no es otra que rociar la casa con ambientador, porque el olor a limpio, al parecer, incita a las personas a limpiar. Solucionado: los chicos y chicas cosmo sólo tienen que echar ambientador, y yo, que aún no pertenezco al clan fashion, voy a tener que descargar mis sutiles técnicas de psicología intrínseca.

           Tras haber resuelto mi vida tras cinco minutos de lectura rápida, le devolví la revista a mi compañera de trabajo y le comenté lo maravillosa que era, pero ella me dijo que en realidad no leía nada de eso. ¡Jopetas! ¡Una chica cosmo menos! 



Educación devuelta








Educación devuelta
Airan Casas

Hace poco leía en un periódico que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, había enviado una carta, llena de faltas de ortografía –Como ponía en el titular- a los docentes madrileños. En esa misiva se le recuerda a los profesores que ahora tendrán que trabajar dos horas más a la semana; medida que evitaría otros recortes económicos a la educación pública.

Dejando de lado la anécdota de las faltas de ortografía, que en el fondo me parece una exageración puesto que ni eran tantas ni tan graves… Y que posiblemente se solucionará haciendo rodar la cabeza del becario de turno que se la escribió a Aguirre (Aunque con poca humildad ahora dicen desde las altas esferas que esa carta fue manipulada por los profesores y que en realidad no tenía faltas) lo que realmente me preocupa de todo este asunto es esa advertencia quasi-amenazante a los recortes en la educación, que encima se pretenden justificar y paliar aumentando una carga lectiva al ya castigado profesorado.

Me preocupa porque, ya antes de la mentadísima (y cansina) crisis, la educación era francamente mala. A pesar de que muchos políticos posaban junto a la tanda de ordenadores portátiles que habían introducido en los centros escolares o clamaban una educación bilingüe (Que acabó en un caos improductivo en la mayoría de los casos) la educación pública de este país siempre ha estado a la cola de Europa. Para colmo, si no teníamos suficiente con ese maravilloso galardón, ahora se esperan estos temidos recortes que pronostica Aguirre, y que se aplicarán posiblemente en todas las comunidades autónomas. ¿Y quién va a ser el que pague todo esto? Me pregunto sabiendo la respuesta… Tal vez sea conveniente que ponga algunas ilustraciones de situaciones muy comunes en este mundillo educativo para que veamos que siempre pagamos los mismos.

         Hablando de pagar: septiembre llegó pero agosto deja la estela para las editoriales de libros escolares. ¿Por qué? Porque parece ser que aún los políticos no entienden que los libros de texto tienen que ser gratuitos. No es normal que, según relataban en los informativos de Antena 3 algunos libreros, sólo en libros de texto, se gaste una media 150 euros por alumno, si éste está en primaria, y cerca de 300 euros si está en secundaria. Y ojo… esto sin contar con los materiales, que aumentan significativamente la cuantía. Trescientos euros de golpe y porrazo, y eso, evidentemente, si las familias son afortunadas de tener solo a un hijo, que si no, podemos ponernos a multiplicar.

Cierto es que por iniciativa de muchos ayuntamientos y centros escolares, se ayuda a sufragar este gasto a las familias más necesitadas, pero no podemos dejar esto en manos de la suerte y la solidaridad que pueda haber en una comunidad concreta… Los libros de texto se tienen que prestar en los centros. En el Reino Unido lo hacen, y que yo sepa, las editoriales inglesas no se han arruinado. Los libros pasan por varias generaciones hasta que acaba su vida útil, y los padres pueden respirar más tranquilos cuando llega septiembre. ¿Por qué si tanto miramos hacia Europa para otras cosas no lo hacemos para estas iniciativas que deberían ser universales? Todo cambiaría si la prioridad de los que nos gobiernan fueran los estudiantes y no el beneficio de las empresas editoriales. Otra solución es rebajarles el abusivo precio que les imponen ¿O no es la educación un servicio de primera necesidad?

         Otro aspecto preocupante y que sigue sin tener remedio es el de los recortes de personal. En la Comunidad Canaria ya se suprimieron las oposiciones de primaria durante el curso pasado, dejando a muchos jóvenes sin poder aspirar al trabajo para el que estudiaron. Para colmo, los que consiguen la ansiada plaza se ven con aulas repletas de alumnos, sin profesores de apoyo y refuerzo en el aula como los que hay en otros países, sin auxiliares de idiomas… Y encima, teniendo que atender a la diversidad educativa de los alumnos, que en esas condiciones es un trabajo casi imposible. ¿Y aún así se les carga con más horas y se les pone encima el peso de la responsabilidad de mejorar la educación en época de crisis? ¿Es este el entorno educativo al que aspiramos? Siempre lo he pensado y ahora me reafirmo: Cuidar al profesorado es la acción primera si queremos una buena educación. Sin el pilar que ellos suponen, todo se derrumba… Se tomen las medidas que se tomen desde el ámbito político.

         Si esto no fuera poco, los recortes económicos implican recortes en la diversidad educativa: Se contrata a menos profesores y por lo tanto se ofertan menos asignaturas optativas, se recortan las actividades extraescolares… ¿No se dan cuenta de que en tiempos de crisis es cuando más hay que invertir en educación?

         Y después pasan cosas que nadie se explica, como lo que se publica recientemente en diferentes medios de comunicación (Y avalan los propios presupuestos de la Comunidad de Madrid que pueden ser consultados por cualquiera) sobre un mayor gasto realizado en la asignatura de Religión que en la educación bilingüe de los centros públicos. Un ejemplo, nuevamente, de una curiosa gestión de la educación en esta región que recientemente ha sido duramente criticada por la comunidad docente, que además ha convocado una huelga para el próximo 14 de septiembre. La presidenta de la comunidad ha calificado la huelga de “absurda” y echa balones fuera culpando al Gobierno Central. ¿Es que nadie va a admitir con humildad los errores y tratar de trabajar para solucionar las deficiencias que siempre han condenado a nuestra educación?

España ha pasado por muchísimas reformas educativas… Muchos intentos de ir buscando el mejor camino para crear ciudadanos competentes y con la base cultural que, aunque parece que no esté de moda reconocerlo, nos hace mejores personas. El curso 2011-2012 ha empezado precozmente con conflictos, y los ejemplos de Madrid sirven para cualquier otra comunidad autónoma, porque ninguna ha demostrado la capacidad de acción necesaria. Ahora, con la crisis y los recortes, solo nos queda esperar y ver si la educación de este país está de vuelta o si, por el contrario, está devuelta. 



FUENTES: