lunes, 26 de septiembre de 2011

Letargo







Letargo
AIRAN CASAS

O ese periodo de tiempo efímero para el que lo vive, e infinito para el que lo observa. Es ese paso del tiempo en estado de hibernación del oso, que busca aislarse de los cambios en su entorno… Ese cambio a mariposa de la oruga, que durante ese largo sueño se convierte en un ser más bello (no sólo por sus colores, sino por adquirir la capacidad de volar en lugar de arrastrarse). El letargo es a veces necesario, y a veces es el síntoma de algo mucho mayor e incontrolable, de una enfermedad cotidiana a la que nadie presta la mínima atención hasta que la padece. Sin duda es duro y se siente como una enorme piedra sobre los hombros, pero lo que más cuesta es despertar de él…

            Como en el caso del oso, el letargo ataca a muchas personas que viven un cambio drástico, o a aquellas que se han pasado un largo periodo de tiempo aislados de la sociedad y de repente se sumergen en ella y se dan cuenta de que no están realmente adaptados a como ésta ha avanzado. Para los humanos es como el  sueño de la Bella Durmiente… Como ese episodio de alguien que cae en un profundo coma, en el que sigue viviendo sin realmente vivir… Es como una eterna mañana de domingo.

            Las ideas tienen también periodo de letargo. No es fácil sentarse cada día a expresar lo que piensas y sientes… A veces, cuando tu vida se sume en este aislamiento, los conductos cerebrales de la originalidad y el ingenio se obstruyen con él. Cuando la realidad de lo que vives se impone ante ti y te rindes a ella, también las ideas se rinden. Y juntos caéis, malditos, en ese cajón del escritorio en el que la Musa nunca busca. Tal vez ella también estaba con su olímpico letargo particular.

             Y después llega aquel primer rayo de luz a tus ojos… Aquel con el que comienza el fin de tu largo sueño… Y te ves dispuesto a seguir asumiendo tu realidad, que si no es la que imaginaste, es la que vas a tener que pintar con tus colores. Y volverás a mirar al cielo y lo verás azul… Y tal vez vuelvas a caer en la morriña de la que es duro escapar… Pero recordarás que eres como el Fénix y dentro de tus sueños estás seguro, porque sabes que después del letargo… ¡Renacerás!

1 comentario: